Internet está provocado el gusto por probar de todo un poco sin tomar nada en especial.
La navegación por Internet se está
convirtiendo en un surfeo a toda velocidad donde ya no cabe saborear tu
tema favorito hasta el final, sino que el se picoteo de todo un poco.
Esto provoca un nuevo síndrome de Diógenes 2.0 donde se produce la acumulación excesiva y compulsiva de contenidos y descargas.
En un mundo donde puede coseguir casi cualquier cosa desde tu sillón conectado a Internet, obtener todo tipo de información gratuita ya la selección previa deja de tener tanto sentido, prefiriendo muchos probar todos los sabores de buffet antes que saborear un plato concreto.
Los artículos de prensa se resumen en tweets, las álbumes y discografías de un artista en una única canción, los libros en críticas resumidas y las películas en trailers.
Sin duda tendremos que aprender a controlar este nuevo síndrome en el futuro, pero como dice el director de cine y escritor David Trueba "Mejor el picoteo que la ignorancia total". Tener una idea más global de todo en este mundo, nos obliga a ignorar muchos detalles que antes no se dejaban pasar de largo.
Antes si escuchabas el álbum de un artista durante meses eran fan suyo, hoy en día basta con escuchar algunas de sus canciones, y si lo escuchas más de 3 veces seguidas es que eres un friki, quizás el frikismos, según la nueva acepción de esta palabra, curiosamente sea el que nos ayude a no sucumbir ante el síndrome de diógenes 2.0.
Esta nueva cultura del probarlo todo es incompatible con los cánones arcaicos de la SGAE donde para poder escuchar 50 canciones de distintos autores tendría que comprar unos 50 álbumes, a 20€ de media sería unos 1.000€, imposible, es comprensible que con esas condiciones no surfearan hace 20 años mucho megalómanos.
Spotify es un ejemplo de evolución en este estilo, donde se intenta dar respuesta legal a las exigencias de un nuevo público que ya no quiere escuchar el mismo álbum una y otra vez, sino picotear como una abeja en mil flores.